miércoles, 6 de noviembre de 2019

Generación Z






En la denominada “Generación Z” (aquellos nacidos a partir de 1995) todos son nativos digitales y aprovechan de manera natural las inmensas posibilidades que ofrece internet y los smartphones. A través de estos aparatos escuchan música, consultan información, juegan, ven vídeos, suben fotos y comentarios a las redes sociales, hacen selfies o chatean con sus amigos. Simplemente, no conciben la vida y su entorno más cercano sin esos dispositivos conectados.
Sin embargo, la mayoría no son plenamente conscientes de los peligros que su utilización lleva aparejada. El contacto de los niños y adolescentes con realidades y situaciones para las que no están preparados puede tener consecuencias no deseables y perniciosas, sobre todo desde un punto de vista psicológico y emocional.
Como explica la psicóloga Silvia Álava, en internet hay contenidos que, prima facie, no les corresponde ver ni por su edad, ni por su desarrollo cognitivo. Esa imposibilidad de comprender lo que están viendo les puede generar ansiedad y pesadillas. Los padres o tutores debemos ser conscientes de que un teléfono móvil no es solo un aparato para recibir llamadas sino que es un dispositivo que permite a un niño conectarse a la inmensidad de contenidos disponibles en internet.
Las nuevas tecnologías han posibilitado la aparición o proliferación de conductas como las siguientes:
– Sexting (envío de contenidos eróticos a través del móvil),
– Cyberbullying (acoso a menores por parte de otros menores),
– Grooming (acoso sexual a menores por parte de adultos),
– La posesión, venta o distribución de pornografía infantil,
– Porn revenge (difusión por venganza u otro motivo de imágenes íntimas),
– Griefing (robo de propiedades virtuales en videojuegos),
– Hacking (acceso sin autorización a datos o programas informáticos),
– Sextorsion (chantajear utilizando imágenes o vídeos íntimos de la víctima),
– Smishing (envío de mensajes con la finalidad de captar datos personales),
– Happy slapping (grabar y difundir un ataque premeditado),
– Cyberbaiting (provocar a un profesor y luego grabar y difundir su reacción)
Muchos de los comportamientos referidos pueden ser considerados delitos. De hecho, en cada pais ya se esta regulando en ese sentido, adaptándolos a esta nueva generación para intentar evitar que en el mundo online exista impunidad.
¿Qué pasa cuando es un menor quien comete algunos de estos “ciberdelitos?
En términos generales, los menores serán víctimas de las conductas citadas anteriormente. Ahora bien, pueden también ser responsables legalmente, por ejemplo, si participan en el acoso a un compañero de colegio o difunden las imágenes de esa actuación ilícita.
No perdamos de vista que estas acciones pueden ser traumáticas para quien las sufre y llevar a esa persona, además, al suicidio, lo que lógicamente agravaría la situación de quien haya participado en las mismas.
Desde el punto de vista del derecho penal, la situación es diferente dependiendo de si el menor tiene más o menos de 14 años:
En resumen, las actuaciones online ilícitas de los menores de edad pueden tener consecuencias penales y/o civiles, a las que deberá hacer frente el menor responsable de las mismas y/o sus padres, tutores, acogedores o guardadores legales.

Asuntos Legales
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