Politica Criminal.

Todos los días, la información más resaltante en los medios de comunicación tiene que ver con la seguridad pública, podemos percibir a través de ellos que se vive en anarquía, inseguridad, infracciones, crímenes y más crímenes.

Esto viéndolo desde el lado positivo, nos indica que hay un problema social, es tal así que DEBERÍA provoca debates y discusión sobre las causas y medidas para solucionar el problema existente. Como punto de partida se debe reconocer el problema para luego darle un tratamiento estructural al mismo, es allí donde entra la POLÍTICA CRIMINAL regla principal de cómo el Estado debe tratar la inseguridad dentro del sistema penal coordinando su funcionamiento en todos los aspectos, desde su origen para que sea coherente y tengamos el resultado esperado.

Documentándome sobre el tema pude encontrar que en el Centro Internacional para la Prevención de la Criminalidad con sede en Montreal, en el año 2004, realizaron un interesante trabajo de investigación sobre el aumento de la criminalidad en América Latina, en donde se destacan unas analogías. LOS RESPONSABLES PARA LA APLICACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DEBEN DE TENER EN CUENTA:

1. Más población joven = más delito. Y la nuestra es una región que tiene en promedio más del 40% de su población entre 0 y 18 años

2. Más ocio en la población joven, definido como tiempo fuera de la familia y de la escuela = más delito. Promedio latinoamericano de más del 50% de los adolescentes en edad de escuela secundaria están fuera del sistema escolar.

3. Más desempleo = más delito. Esta correlación se da en nuestros países, llamados «en vías de desarrollo», no así en los países de altos ingresos que cuentan con sistemas de Welfare State o Estado de Bienestar, con adecuados sistemas jubilatorios y seguros de desempleo (Carranza et al. 1997, p. 30).

4. Más urbanización (de manera desordenada) = más delito. Y la nuestra es una región de acelerada migración hacia las grandes urbes (provocando hacinamiento).

5.- Tenencia o porte de arma = Mas delito. Nuestra región de manera escandalosa se encuentra el mayor descontrol de esta variable.

Con estas analogías, lo sensato sería actuar sobre las variables que aparecen asociadas al delito, para reducir su incidencia. Así, vimos que cuanto más joven es la población de un país, tanto más delito existe, y vimos también que a mayor tiempo fuera de la escuela y de la familia, también mayor es la incidencia delictiva.

Es razonable entonces una política con acciones destinadas a que ninguna persona en edad escolar quede fuera de la escuela. Corresponde hacerlo no solo para prevenir el delito, sino porque la educación es un derecho humano fundamental, establecido como principio en nuestra Constitución y una forma menos costosa.

En cuanto a la tenencia y porte de armas de fuego, numerosos estudios muestran que es una variable que incide directamente en el aumento de los hechos de violencia. El ideal es que las armas de fuego estén exclusivamente en las manos de la policía uniformada. Lógicamente, no es un objetivo que pueda lograrse en el corto plazo, pero debemos de comenzar con pasos graduales. En el mundo existen varios países que lo han logrado, exhibiendo tasas muy bajas de homicidio véase Singapur, Oman, Marruecos, Grecia.

Lo que he señalado hasta ahora no podemos seguir ignorándolo debemos de avanzar en esta materia ponernos manos a la obra. Se debe establecer como a modo de ejemplo lo que se hizo en Nueva York implementando el Manifiesto de «tolerancia cero» fijando como primer punto de sus políticas en materia de seguridad que establecían la tolerancia cero para todas las infracciones penales por mínimas que fueran.

Ése es el reto que debemos enfrentar todos como parte del Estado pero se necesita la aplicación de la POLÍTICA CRIMINAL, para reducir el delito porque el futuro “no es lo que va a suceder”, es lo que nosotros “queremos que suceda”.

José F. Monaza M.

Abogado de la UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

“RÓMULO GALLEGOS” FUNDACIÓN MISIÓN SUCRE

Monaza17@hotmail.com